Actualizado: Diciembre 2016
El alto costo del cuidado a largo plazo es algo en lo que quizás no quieras pensar, pero probablemente deberías hacerlo. Según el Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS, por sus siglas en inglés), casi el 70 por ciento de las personas que cumplen 65 años pueden llegar a necesitar un tipo de tratamiento médico que involucre cuidados a largo plazo en algún momento de sus vidas.
El HHS indica que, con un costo de aproximadamente $229 al día por una habitación privada, una persona que no está preparada para afrontar el costo de un hogar de ancianos puede agotar sus ahorros rápidamente.
En estos casos es cuando el seguro de cuidado a largo plazo puede ayudar. Veamos a continuación qué tipo de póliza te puede convenir a ti o a alguien de tu familia.
El seguro de cuidado a largo plazo está diseñado para ayudar a pagar por servicios que te ofrecen dos tipos de asistencia:
- Cuidado supervisado: ofrece asistencia con actividades personales cotidianas, como bañarse, comer o ir al baño.
- Atención especializada ofrece asistencia de un profesional médico, como una enfermera o terapeuta.
El Instituto de Información de Seguros (III, por sus siglas en inglés)* indica que la mayoría de las personas se imaginan que este tipo de servicios se ofrece sólo en hogares de ancianos, pero estos cuidados también pueden ofrecerse en guarderías para adultos, centros de asistencia o incluso en casa.
Si no has considerado adquirir un seguro de cuidado a largo plazo porque piensas que puedes recurrir al plan de seguro médico de tu empleador o a Medicare, puede que en un futuro tengas problemas si necesitas cubrir gastos de cuidado a largo plazo.
El HHS* recomienda tomar en cuenta que Medicare y la mayoría de los seguros privados de salud sólo cubren atención especializada a corto plazo y por lo general sólo bajo condiciones muy específicas. Además, no ofrecen ningún tipo de cobertura relacionada con el cuidado supervisado.
Entonces, ¿cómo se puede utilizar el seguro de cuidado a largo plazo para llenar esos vacíos?
Límites diarios, de por vida. El III* indico que las pólizas generalmente están diseñadas para reembolsarte los gastos permitidos, con límites diarios y de por vida.
Desencadenantes. La III indica que las pólizas suelen tener ciertos "desencadenantes" que deben cumplirse antes de comenzar a proporcionar cobertura. Un desencadenante común es experimentar un deterioro cognitivo debido a enfermedades como el Alzheimer o el Parkinson. Otro puede ser la inhabilidad de realizar dos o tres tareas de cuidado personal diario debido a una enfermedad.
Período de espera. La III indica que también hay normalmente un período de espera antes que una compañía de seguros comience a pagar los beneficios. Si te recuperas de la enfermedad antes de que termine el período de espera, es probable que la póliza no pague por los gastos acumulados durante ese plazo.
Duración de cobertura. La extensión de tiempo que recibas dependerá de los detalles de tu póliza. Puedes obtener un seguro que ofrezca protección por dos años de cuidado o incluso hasta de por vida. El III indica que el costo de una póliza por una cobertura a corto plazo es generalmente más bajo.
De acuerdo a la HHS el costo final de tu póliza dependerá de éstos y otros factores, como tu edad al momento de la compra. Pero es importante saber que si estás en mal estado de salud o si actualmente recibes atención a largo plazo, es probable que no seas elegible para una póliza de cuidado a largo plazo.
Esa es otra buena razón para considerar tener un seguro de cuidado a largo plazo (o pensar en los riesgos financieros de los gastos del cuidado a largo plazo) mucho antes de que lo necesites.